Árboles floridos

En noviembre y parte de diciembre, es un placer caminar bajo una lluvia de las flores violetas de los jacarandáes o sobre una alfombra de pétalos amarillos de las tipas o apreciar los bellísimos colores de tantos árboles que nos regalan sus colores.

Cartoneros

A la tardecita, aparecen los cartoneros a buscar sus tesoros. La herencia que la crisis del 2006 nos dejó. Ahora "oficializados", fue (y sigue siendo) una creativa forma de buscar recursos frente al salvajismo.

Caserón de tejas

Como en el tango, "barrio de Belgrano, caserón de tejas", estas hermosísimas casas han quedado en el pasado, rodeadas de torres.

Superviviente belleza

Aún en medio de la basura, el desinterés, las corridas, el humo y demás desatinos humanos, él sigue brindando su belleza a todo aquel que quiera apreciarla.

Retiro

Este es un barrio con mucha influencia inglesa (de la época de oro de la Argentina), tanto en la arquitectura como en sus propósitos: sacar la producción hacia los puertos del mundo.

La Torre de los Ingleses a través de un camión con container, en un embotellamiento típico de esta zona cercana al puerto.

El Monumento a los Caídos en la Guerra de Malvinas, enfrente de la Torre de los Ingleses...

El Hotel Plaza, elegancia y estilo.

Vista de las tres estaciones de tren con cabecera en Retiro. Las boleterías, andenes y el café son de la línea Mitre.

Calle Florida 3

El obelisco desde Florida y Corrientes, una zapatería muy florida, sweaters muy coloridos, un kiosco con revistas y diarios del mundo, libros a granel: para comprar de todo un poco!

Perfume de infancia

En esta época, cuando los paraísos destilan ese riquísimo aroma dulce y fragante me acuerdo de mi infancia. En la segunda casa que vivimos en Diamante (en Entre Ríos), teníamos en el fondo un paraíso enorme. En primavera, me balanceaba en mi hamaca colgada de una de sus ramas mientras me caían las florcitas como una lluvia perfumada y amorosa.

Catedral de árboles

Aunque no se aprecia bien en la foto, los árboles de ambas veredas se juntan, formando lo que a mí me gusta pensar que es una catedral verde, fresca y armoniosa... los milagros que la Madre Naturaleza acostumbra hacer cuando la dejamos.

Plaza Belgrano

Aquí, voy a hacer gimnasia china, chikung y bailes dos veces por semana... y después, a tomar café con el grupo a un bar enfrente. Me encanta esta plaza y las luces y sombras de la mañana.

Carrito dulce

Pirulines, manzanas con azúcar, nieve, garrapiñadas, dulces de toda clase... para golosos!

Fuentes de piedra

Agua y piedra, fluidez y solidez, belleza para admirar...

Barrancas de Belgrano

Cerca de mi casa, mi plaza favorita (más bien un parquecito de tres cuadras). Un lugar para sentarse a la sombra o al sol, jugar al ajedrez bajo un gomero, escuchar música o ver bailar tango en la pérgola, hacer gimnasia, tomar energía de los árboles centenarios, llenarse de vida en medio de los edificios de concreto.

Círculo naval

Adoro estas puertas de hierro y bronce, con ese trabajo artesanal impresionante que ya no se hace... lamentablemente. La belleza al servicio de lo práctico.

Galerías Pacífico

Temprano, en las Galerías Pacífico en la calle Florida, cobijados por el precioso techo pintado por Antonio Berni. Un shopping lleno de magia...

Plaza San Martín

El característico e increíble gomero dando sombra a todos, mientras el Kavanagh se alza igual de majestuoso que cuando fue el edificio más alto de Latinoamérica y San Martín nos marca el rumbo (con una paloma de compañía).

"Poda"

El cielo se niega a iluminar el daño a nuestro hermano, el árbol. Yo lo atestiguo... y le envío mi amor.

Tiempo de glicinas

¿Notaste que hay plantas y flores que se "ponen de moda"? Las glicinas son de antes, pero a mí me encantan (¿será que seré de antes?).

Bosque de La Plata

Amo los árboles. Cualquiera (sin importar la especie, la edad, el lugar en donde esté) es hermoso, equilibrado, generoso, sereno, flexible, arraigado, perfecto. Todo sería mejor si fuésemos como ellos: con los pies bien plantados en la Tierra y moviéndonos adaptados a las brisas y los huracanes, mientras recibimos nutrición del suelo y el cielo.