martes, 30 de septiembre de 2008

Bosque de La Plata

Amo los árboles. Cualquiera (sin importar la especie, la edad, el lugar en donde esté) es hermoso, equilibrado, generoso, sereno, flexible, arraigado, perfecto. Todo sería mejor si fuésemos como ellos: con los pies bien plantados en la Tierra y moviéndonos adaptados a las brisas y los huracanes, mientras recibimos nutrición del suelo y el cielo.

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