Amo los árboles. Cualquiera (sin importar la especie, la edad, el lugar en donde esté) es hermoso, equilibrado, generoso, sereno, flexible, arraigado, perfecto. Todo sería mejor si fuésemos como ellos: con los pies bien plantados en la Tierra y moviéndonos adaptados a las brisas y los huracanes, mientras recibimos nutrición del suelo y el cielo.
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